La ecografía es un examen que utiliza las ondas de ultrasonido para generar una imagen diagnóstica, que logra representar de manera muy fidedigna el estado del embrión o feto. Son absolutamente inocuas para el bebé, y para muchos padres es parte fundamental del control prenatal.
Son 3 las ecografías que podemos considerar imprescindibles en la gestación:
La primera se debe realizar entre las semanas 11 y 14, y sus principales objetivos son precisar la edad del embarazo, identificar si es un embarazo único o múltiple y definir el riesgo de aneuploidas (como Síndrome de Down). En este examen es posible observar al feto, con sus cuatro extremidades, moviéndose y con su corazón latiendo rápidamente y en muchas ocasiones es posible identificar el sexo del feto.
La segunda ecografía permite evaluar la anatomía fetal y se realiza entre la semana 22 y 24. Pretende explorar los órganos del feto y de esta manera diagnosticar alteraciones cardíacas, cerebrales, renales y de otros sistemas. También mide la circulación y resistencia placentaria y el largo del cuello uterino lo cual permite determinar el riesgo de presentar una preclampsia y/o un parto prematuro.
La tercera ecografía debiera ser realizada entre las 34 y 36 semanas y su objetivo es estimar el peso del bebé (lo cual se consigue midiendo los diámetros del cráneo, el largo del fémur y la circunferencia abdominal) y además busca evaluar el bienestar fetal (mediante la medición del líquido amniótico; el tono y los movimientos respiratorios y corporales del feto).